HEBE CUMPLE

Dice la mitología griega que Antígona desobedeció al rey Creonte y decidió enterrar (a cualquier precio) a su hermano Polinices; pero no presentaba el asunto como una simple cuestión de gustos u opiniones personales. En su argumentación estaba continuamente invocando principios y valores que trascendían al sujeto implicado en la decisión.
Ella lo hacía porque respondía a una legitimidad cuya característica consistía, precisamente, en no ser originada por la voluntad del poder.
Antígona no disfrutaba del peligro al que se exponía y sin embargo lo hacía decidida.
Sufrió arbitrariedades, pero siguió adelante.
Eran muchas las comodidades que podía perder, pero no estaba dispuesta a pagar cualquier precio por conservarlas.
¿Habrá algo más humano que su amor/dolor?
En la Democracia inaugurada en 1983,
(cuya agenda política era impuesta por los mismos monopolios que impusieron su plan económico a sangre y fuego con la Dictadura)
a fuerza de mezclar temor y despolitización,
se fueron instalando perversos mecanismos que invitaban a sostener que los desaparecidos “no habían hecho nada”, “que solamente iban al barrio”; que “solamente estudiaban y trabajaban”.
Hicieron desaparecer por segunda vez a los militantes revolucionarios, para poder estigmatizar la militancia a pedido del Imperio que necesitaba dejarla en manos de las corporaciones para seguir teniendo el control de la agenda.
Pero Hebe y La Asociación Madres de Plaza de Mayo no lo permitieron; y reivindicaron a todos y a todas como revolucionarias y revolucionarias. Esta mujer, junto a sus compañeras de lucha, politizaron todo lo que les toco afrontar. Politizaron el duelo, no quedándose resignadas a llorar en sus casas.
Politizaron la maternidad, superando el lazo de sangre que las instituciones patriarcales pretenden perpetuar ignorando la Polis misma, el lazo entre pares.
Hebe y sus compañeras ejercieron una maternidad desobediente resignificando esos lazos de sangre en lazos colectivos; y en una muestra de profundo amor revolucionario, invitó a no pedir por cada hijo, sino por “todos” borrando los nombres de cada uno de sus pañuelos.
Era de esperar, que en proporción directa a ese amor, se desplegara contra ella (s) todo el odio que la oligarquía y el establishment es capaz de fabricar: desde la violencia y la desaparición física de algunas madres del grupo fundador hasta estigmatizarlas como “las locas de la plaza de Mayo”.
Todo eso solo sirvió para multiplicar su tenacidad, invocando principios y valores aprendidos de la historia de los pueblos,
siempre amparada en la legitimidad que el pueblo habilita, sin temor a lo que el poder dicta, se mantuvo firme en la lucha. En cada comisaría donde detenían compañeros, en cada cordón en el que los que luchaban enfrentaban la represión policial. Superando los límites de la mera reivindicación, dejó el concepto de organismo para pasar a reivindicar la organización política.
Hebe y las madres socializaron la maternidad; la hicieron política, y por eso, es la madre que nos parió a la lucha a todos aquellos que nos incorporamos a hacer política en estas democracias restringidas.
Esta, nuestra madre, nació en la Ciudad de La Plata un 4 de Diciembre de 1928.
Nuestra Antígona, hoy cumple 90 fecundos años.
Y nosotres la celebramos, y le damos infinitas gracias, por tanta dignidad, por haberle puesto coto a tanta muerte, no dejando jamás de parir.